21 de Junio, 2025
Este pasado fin de semana fuimos testigos vivos de lo que sucede cuando una iglesia sale de sus cuatro paredes y lleva el evangelio con manos abiertas y corazones dispuestos.
Nuestro equipo de evangelismo se planea para llevar a cabo uno de nuestros eventos de alcance comunitario, donde el enfoque no fue solo suplir necesidades físicas, sino también compartir el mensaje transformador del evangelio. A través de la gracia de Dios y la generosidad de nuestra congregación, logramos entregar más de 50 platos de comida caliente, preparados con amor y entregados con dignidad. Cada plato fue más que alimento: fue un acto de compasión, una conversación iniciada, una semilla sembrada.
Además de los alimentos, distribuimos una gran cantidad de ropa a personas y familias en necesidad. Desde abrigos hasta zapatos, cada prenda fue cuidadosamente seleccionada y clasificada, pensando en que cada persona se sintiera valorada y cuidada. Vimos rostros iluminados de sorpresa, lágrimas de gratitud y abrazos sinceros de quienes no esperaban recibir tanto.
Pero lo más hermoso del día fue lo que no se puede medir en cantidades: el nombre de Jesús fue proclamado. Oramos por muchos, escuchamos sus historias, compartimos testimonios, y llevamos un mensaje claro: Cristo sigue salvando, restaurando y dando nuevos comienzos. Algunos se acercaron con preguntas, otros simplemente con lágrimas, y muchos aceptaron que necesitaban oración. Sembramos esperanza en lugares donde parecía que ya no quedaba ninguna.
Este evento no solo fue una bendición para quienes recibieron, sino también para nosotros como iglesia. Fuimos recordados del llamado de Jesús a ser luz en medio de la oscuridad y sal en medio de la necesidad. Nuestro corazón sigue siendo el mismo: llevar a Cristo donde más se necesita, sin esperar nada a cambio.
Creemos que lo que vimos este fin de semana es solo el comienzo. Dios está abriendo puertas en nuestra comunidad y usará estos actos de fe para hacer cosas aún más grandes. Gracias a todos los que sirvieron, oraron, dieron y se unieron a esta misión. Seguimos adelante, creyendo que nunca es tarde para comenzar de nuevo con Cristo — ni para nosotros, ni para los que alcanzamos.